Existe una relación entre la llegada del verano, el aumento de las temperaturas y el ojo seco. Los factores ambientales propios de esta época del año como las altas temperaturas, los ambientes más secos o la radiación ultravioleta, y por otro lado los aires acondicionados hacen que aumenten las molestias. Estos factores propios del verano pueden agravar la sequedad ocular, produciendo irritación, ardor y enrojecimiento de los ojos.
Esta enfermedad afecta a la mitad de las personas de más de 40 años y se calcula que el 60% de la población femenina y el 40% de la masculina de esa franja de edad tiene síntomas de sequedad ocular
Los ojos necesitan lágrimas para mantenerse saludables y sin molestias. Cuando los ojos no producen la cantidad suficiente de lágrimas, existe una condición llamada ojo seco. El ojo seco también ocurre cuando la lágrima no es de buena calidad, no tienen la combinación adecuada de elementos o cuando la película lacrimal no es como debería ser.
El ojo seco es una enfermedad multifactorial que se caracteriza por una película lacrimal inestable y que produce molestias, problemas visuales y, en algunos casos, lesiones en la córnea y la conjuntiva.
Se trata de un síndrome crónico, que afecta a cerca del 30% de la población, y que requiere un diagnóstico y tratamiento personalizado.
Los síntomas más habituales del ojo seco son:
Escasa producción de lágrima o excesiva evaporación de la misma.
Mala calidad de la lágrima, debido a una falta o alteración de los lípidos que componen la lágrima
Blefaritis (inflamación del párpado)
Cirugías oculares previas.
Las causas que lo provocan pueden ser muy diversas y pueden darse una o varias de ellas.
Entre los principales factores de riesgo del ojo seco destacan los siguientes:
En el caso de tener algunos de los factores de riesgo los controles rutinarios con el oftalmólogo son importantes a la hora de anticipar actuaciones que podrían evitar las consecuencias de esta enfermedad.
Una vez diagnosticada la enfermedad el paciente debe realizar las revisiones periódicas y adoptar una actitud preventiva siguiendo siempre las recomendaciones indicadas por el oftalmólogo.
El tratamiento del ojo seco no termina al salir de la consulta oftalmológica, sino que requiere de una serie de cuidados y hábitos que el paciente debe mantener en casa: