Desde el momento del diagnóstico, la familia de un niño diabético es consciente de la importancia de la dieta en su tratamiento. El objetivo es mantener la glucosa sanguínea en valores próximos a la normalidad el mayor tiempo posible, lo que obliga a ajustar la cantidad de carbohidratos de acuerdo a las necesidades particulares del paciente, su edad, su nivel de actividad y su apetito.