La sociedad es consciente de que la obesidad es una enfermedad crónica y plurifactorial. El criterio epidémico que tiene la obesidad se da por la prevalencia. Es la pandemia del siglo 21. Está muy presente en la sociedades con economías emergentes, donde se empieza a ver que es el resultado de una mayor disponibilidad de alimentos, pero, sobre todo, una disminución del esfuerzo físico, que es el que produce el gasto energético.
La obesidad es la madre de muchas enfermedades, por no decir de todas. Está relacionada con la hipertensión, diabetes mellitus, problemas respiratorios crónicos, y varios tipos de cáncer. Es una enfermedad que incide en todos los órganos y sistemas.
A nivel emocional la persona obesa suele culpabilizarse, se sienten incomprendida por una sociedad que no ha tenido una visión real de lo que pasa en este desequilibrio. Todo ello, desemboca en trastornos ansiedad, depresión, trastornos de conducta, entre otros, porque no saben que pueden salir de ese círculo. Hay personas que se conforman con ser obesas y, eso, conlleva sufrir enfermedades graves e incluso la muerte.
Vivimos en una sociedad que te pone en bandeja toda la energía que queramos, un medio que en el que la energía fósil sustituye al gasto de energía sana del cuerpo. Trabajamos muchas horas, somos sedentarios, estamos estresados, no hay tiempo para cocinar, hacer ejercicio… y, por lo tanto, no hay tiempo para dedicarse a uno mismo.
El índice de masa corporal (IMC) es el parámetro que sirve como guía. Es muy práctico y útil y se aplica en todo el mundo. Es el resultado de la división del peso del paciente por su talla al cuadrado. Podemos señalar que hasta un IMC de 25 se considera normal; por encima de 25 al 30 hablamos de sobrepeso; por encima de 30 estaríamos hablando de obesidad no quirúrgica y la quirúrgica u obesidad mórbida empieza de 35 a 40. En 30, si hay comorbilidades mayores. Y en todo caso, por encima de 40 sabemos que esos pacientes ya tienen muy mala respuesta a un tratamiento conservador y estaría indicada la cirugía.
La cirugía de la Obesidad se recomienda a pacientes con IMC superior a 30 kg/ m2 si tienen otras patologías como hipertensión, diabetes, etc.
Se recomienda la cirugía de la Obesidad a los individuos con IMC superior a 35 kg/m2, independientemente de la presencia, ausencia o severidad de patologías (hipertensión, diabetes).
La cirugía de la Obesidad se debe considerar también para los pacientes con IMC 30 - 35 kg/m2 que no alcancen una pérdida de peso suficiente o mantenida o mejoría de sus patologías después de someterse a tratamientos no quirúrgicos.
El problema de la obesidad es que cuanto más obeso se es, peor gasta la energía de los alimentos y entonces, entre un condicionante metabólico que va disminuyendo su nivel de gasto y un condicionante de actividad física que también va disminuyendo la capacidad de gasto, pues se produce un desequilibrio en el que la enfermedad va progresando, sin marcha atrás. Cuanto más obeso es una persona, se puede decir que más tendencia se tiene a seguir ganando peso.
Lo importante es que hay que evitar llegar a un índice de masa corporal de 35 y 40. Desde que tengamos un sobrepeso debemos empezar a cuidarnos y, ahí sí que es eficaz el tratamiento conservador de dieta, supervisada por un especialista en nutrición y de ejercicio. Es importante acudir a un nutricionista, ya que pueden caer en el error de alimentarse mal.
Debemos remarcar mucho que hay que comer para cubrir las necesidades de nutrientes. En la dieta habitual hay 50 nutrientes y micronutrientes que hay que respetar, y si no los respetas, entra la enfermedad que llamamos carencial relacionada con las vitaminas y los minerales. No se puede dejar de comer, y entonces ¿qué hacemos? Pues gastar la energía que incorporamos con los alimentos y, si hay que hacer una restricción de alimentos, es fundamental cuidar que los nutrientes estén aportados en la dieta o en complementos vitamínicos y minerales.
Hay que consumir una alimentación rica en nutrientes (proteínas, vegetales no procesados, frutas…) que aporten la energía que necesitamos y evitar alimentos muy energéticos (ricos en grasa, bebidas con alcohol o azúcar …). Una educación nutricional que debe empezar desde la infancia.
Dr. Marcos Alonso. Cirujano General y Digestivo, especialista en Cirugía de la Obesidad del Hospital Universitario Hospiten Rambla.