La liposucción asistida por chorro de agua es una técnica menos invasiva que la liposucción normal, ya que la aspiración de grasa es más suave y cuida los tejidos venosos y linfáticos del paciente.
Se administra anestesia local para adormecer el área de tratamiento, o anestesia general, asegurando, en todo momento, la comodidad del paciente durante el procedimiento.
Posteriormente, se hace una pequeña incisión en el área a tratar para permitir la inserción de una cánula delgada que emite el chorro de agua. El uso de esta cánula fina logra reducir la inflamación, los hematomas y dolores del postoperatorio.
La cánula ofrece un chorro de agua suave en forma de abanico que interactúa con las células de grasa, separándolas de los tejidos circundantes. Así, ayuda a aflojar las células de grasa y minimizar el traumatismo en las estructuras circundantes.
A medida que las células de grasa se desalojan, se mezclan con una solución de suero salino, anestésico local y, a veces, adrenalina que se inyecta previamente en el área de tratamiento. Esta mezcla se succiona a través de la misma cánula, eliminando efectivamente la grasa no deseada.
El cirujano controla la intensidad del chorro de agua y el movimiento de la cánula, lo que permite una eliminación precisa de grasa y el contorneado necesario para lograr el resultado estético deseado.
Una vez completada la extracción de grasa, las pequeñas incisiones se cierran con suturas o tiras adhesivas. Estas incisiones suelen ser muy pequeñas ya se emplean cánulas finas.
Dr. Oliver Doebler. Jefe de la Unidad de Lipoescultura y Lipedema de los Hospitales Universitarios Hospiten Rambla y Hospiten Bellevue y de Hospiten Tamaragua.