Se acercan fechas navideñas, para muchos, tiempo para desconectar del trabajo, celebraciones, comidas familiares, encuentros con amigos que llevamos tiempo sin ver…En definitiva, un alto en el camino para llenarnos de fuerza y comenzar con ilusión el año nuevo.
Sin embargo, cuando hemos perdido a un ser querido, estas fiestas pueden actuar como foco de esta falta y volverla más protagonista. La nostalgia, la angustia e incluso, la incomodidad por festejar sin la persona que ya no está, puede llevarnos a sufrir síntomas depresivos y de ansiedad. Estas situaciones pueden ser más duras si la pérdida de nuestro ser querido ha sido reciente o nos está costando aceptar su ausencia. El duelo es un proceso necesario para superar la pérdida de una persona amada, pero en ocasiones, y por diversas circunstancias, este proceso natural no se procesa de forma adecuada y nos enfrentamos a un duelo complicado que va asociado a patología afectiva.
Estas fiestas, son además especialmente sensibles si nos encontramos hospitalizados luchando contra alguna enfermedad o como acompañantes de un familiar ingresado.
De un modo similar, las personas que padecen soledad no deseada y no tienen con quién compartir estos días, pueden conectar de forma más intensa con la melancolía y la angustia existencial.
No me gustaría olvidarme del esfuerzo que suele suponer ajustar el presupuesto a fin de año con la presión añadida a la hora de hacer los regalos a tiempo. Si estamos atravesando dificultades económicas, estas limitaciones suelen constituir una profunda fuente de malestar emocional.
En todos estos escenarios, podríamos experimentar un sentimiento de desconexión grupal al no poder participar de la alegría y regocijo que tanto se espera y se viene anunciando para estas fechas a nivel social.
Si por estos motivos, o tal vez, por otros similares, percibes en esta época un empeoramiento en tu estado de ánimo, los profesionales de la salud mental como psicólogos y psiquiatras podemos ayudarte a afrontar y superar tu dolor. Cada persona es única y la ayuda que desde la salud mental podemos ofrecerle será individualizada. En los espacios de psicoterapia la escucha empática, el respeto por la subjetivad del usuario y la creación de un vínculo de confianza constituyen los pilares fundamentales sobre los que se asienta el trabajo clínico. Existen diversas líneas terapéuticas que comparten conceptos básicos comunes y debe optarse por aquella que mejor se adapte a cada individuo, pudiendo alternar su enfoque si esto supone un complemento y enriquecimiento para el usuario. Encontramos así la terapia cognitivo-conductual, terapia sistémica familiar, enfoques derivados del psicoanálisis, centrados en el apego, terapias humanistas, de tercera generación…El encuadre también varía pudiendo ser individual, en pareja o grupal. El objetivo de toda psicoterapia es el de mejorar la calidad de vida de los pacientes promoviendo cambios en su comportamiento, actitudes, pensamientos y emociones. Se trata de favorecer la seguridad en uno mismo, en los demás y en su entorno. Si aceptamos quiénes somos y qué nos ha pasado, podemos desarrollar recursos que nos ayuden a resolver los conflictos con los que nos enfrentamos, obteniendo un mayor grado de bienestar y funcionalidad. Por otro lado, cuando presentamos un nivel de malestar tan intenso que no somos capaces de desprendernos de él y nos limita la realización de nuestras actividades cotidianas, iniciar un tratamiento farmacológico dirigido por un especialista en psiquiatría, puede beneficiarnos para aliviar la carga que suponen estos síntomas. La psiquiatría es un instrumento que se complementa con la psicoterapia para alcanzar la salud y bienestar de los pacientes.
Con este artículo, publicado en eEl Periódico del Común de La Mancha, pretendo acompañar y abrazar a aquellas personas que ven incrementado su sufrimiento durante estos momentos tan señalados y transmitirles a todos ellos mi más sincero apoyo. Como bien dice una conocida frase, la unión nos hace más fuertes.
Ester Quevedo Martínez es médica especialista en Psiquiatría
Hospiten Estepona y Hospital Universitario Clínico Virgen de la Victoria de Málaga