El síndrome de ovario poliquístico (SOP) es una de las patologías endocrinas que más afectan a las mujeres y la principal causa de infertilidad. Por ello, su detección precoz es esencial para lograr aplicar los tratamientos más efectivos, que logren mejores resultados en las pacientes. La doctora María Dolores Pérez-Jaraíz, del Servicio de Ginecología y Obstetricia de Hospital Universitario Hospiten Rambla, explica que las características que presentan estas pacientes son: ciclos menstruales irregulares, de más de 45 días o falta de regla; aumento del vello corporal y la aparición de acné; alteración del metabolismo de los azúcares, obesidad o sobrepeso.
Para el adecuado diagnóstico de la enfermedad, es preciso la realización de una serie de pruebas médicas, como la revisión de la historia clínica, la propia exploración, análisis de hormonas o ecografías de los ovarios. La ginecóloga aclara que “en las pacientes adolescentes es normal que la menstruación sea irregular durante los primeros tres años, por lo que el diagnóstico se debe realizar una vez pasado este tiempo”.
La primera parte del tratamiento para el diagnóstico del síndrome de ovario poliquístico es perder peso. Así, según Pérez-Jaraíz, “se debe llevar a cabo una dieta adecuada, ejercicio físico, y se puede complementar con tratamientos farmacológicos que ayuden a adelgazar”. Así mismo, “se pueden utilizar tratamientos hormonales para regular los ciclos y favorecer la ovulación o, por el contrario, el uso de anticonceptivos para evitar el embarazo”, aclara.
Por su parte, el doctor Carlos Blanco Soler, ginecólogo de Hospiten Roca, destaca la relación que existe entre la obesidad, el síndrome de ovario poliquístico y la infertilidad. “La obesidad tiene un impacto adverso muy importante en el resultado reproductivo. Influye no solo en la capacidad de concepción, sino también en la respuesta al tratamiento que podamos ofertar de fertilidad, aumentando el riesgo de aborto espontáneo, de anomalías congénitas y complicaciones del embarazo”, señala.
Además, recuerda que “la mayoría de las pacientes con síndrome de ovario poliquístico tiene alteraciones metabólicas, como resistencia a la insulina con hiperinsulinemia compensatoria, la obesidad y la dislipemia. Por tanto, independientemente del peso de la paciente, se deben estudiar estos parámetros mediante estudio de perfil lipídico y una prueba de tolerancia a la glucosa”, aclara.