Como cardióloga, he visto de primera mano el impacto de las enfermedades cardiovasculares en la vida de muchas mujeres. A menudo, se piensa que los problemas del corazón son exclusivos de los hombres, pero la realidad es que estas enfermedades nos afectan por igual y, en muchos casos, con más complicaciones para nosotras.
Las enfermedades cardiovasculares, que incluyen la hipertensión arterial, el infarto del corazón y el infarto cerebral, son la principal causa de fallecimientos en México. Cada año, 1 de cada 3 mexicanos pierde la vida por estas afecciones. Sin embargo, la falta de información y la diferencia en la manifestación de los síntomas en las mujeres hacen que muchas veces no se diagnostiquen a tiempo, aumentando el riesgo de complicaciones graves.
Factores de riesgo: lo que toda mujer debe saber
Existen dos tipos de factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares:
- Factores no modificables: Aquellos sobre los que no tenemos control, como la edad y la herencia familiar.
- Factores modificables: Aquellos que podemos prevenir o controlar, como la diabetes mellitus, la obesidad, el sobrepeso, el sedentarismo, las alteraciones en los niveles de colesterol y el tabaquismo.
Además, nosotras enfrentamos factores de riesgo adicionales, como haber padecido hipertensión o diabetes durante el embarazo, o haber recibido quimioterapia por cáncer. Estos aspectos pueden aumentar significativamente el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares a lo largo de la vida.
La prevención es nuestra mejor aliada
La buena noticia es que podemos tomar medidas para proteger nuestro corazón. Algunos hábitos clave incluyen:
- Dejar de fumar.
- Mantener una alimentación equilibrada y baja en grasas saturadas.
- Realizar ejercicio de manera regular, adaptado a nuestras necesidades.
Contar con la asesoría de un médico es fundamental para diseñar un plan de prevención adecuado a cada mujer.
La detección temprana puede salvar vidas
Uno de los principales problemas de la hipertensión arterial es que no causa síntomas evidentes, por lo que se le conoce como “el asesino silencioso”. La única forma de detectarla es midiendo la presión arterial, por lo que recomiendo:
- Medirse la presión al menos una vez al año desde los 21 años.
- A partir de los 40 años, hacerlo cada seis meses.
En el caso del infarto del corazón, los síntomas más comunes incluyen dolor opresivo en el pecho y dificultad para respirar. Sin embargo, en nosotras suelen ser más sutiles y fácilmente confundidos con otras enfermedades, lo que retrasa el diagnóstico y el tratamiento.
Por otro lado, el infarto cerebral o embolia puede manifestarse con dificultad para hablar y pérdida de fuerza en brazos o piernas. Ante cualquiera de estos síntomas, es fundamental acudir de inmediato a un especialista, ya sea un cardiólogo o neurólogo.
Cuidar nuestro corazón debe ser una prioridad
Me gustaría cerrar diciendo que los pilares para cuidar tu salud cardiovascular son:
- Prevención: Adoptar una alimentación saludable y un programa de ejercicio regular, con la orientación de un profesional de la salud.
- Detección temprana: Realizar chequeos médicos periódicos, que pueden incluir electrocardiogramas, medición de presión arterial, pruebas de glucosa y pruebas de esfuerzo. Dependiendo de la edad y el estado de salud, sugiero la siguiente frecuencia:
- Cada 3 años en mujeres sanas menores de 40 años.
- Cada año en mujeres mayores de 40 años o con factores de riesgo.
Informarnos y actuar a tiempo puede marcar la diferencia
Cuidemos nuestro corazón, porque nos queremos sanas y fuertes.
Dra. Karla Castolo. Cardióloga.