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Salud deportiva: lesiones de ligamento cruzado anterior en mujeres futbolistas

Publicado el 27-05-2025

Las lesiones del ligamento cruzado anterior (LCA) son muy comunes en el fútbol femenino, con una incidencia significativamente mayor en comparación con sus homólogos masculinos. Esta diferencia se atribuye a múltiples factores, como la anatomía o los ciclos hormonales.

“Las jugadoras de fútbol tienen un riesgo significativamente mayor de sufrir lesiones de ligamento cruzado anterior (LCA) en comparación con los hombres, con un riesgo entre 2 y 8 veces mayor (promedio de 2,2). En jugadoras adolescentes, el riesgo relativo es de 3,12 frente a otros deportes. La tasa de incidencia es de 0,148 por cada 1000 exposiciones atléticas, la más alta entre los deportes femeninos escolares. En ligas profesionales, como la española y la alemana, se reportan entre 9,6 y 11 desgarros de LCA por temporada, lo que equivale a un promedio de 0,7 lesiones por equipo cada temporada”, sostiene el Dr. Carlos de José Reina, especialista en Traumatología y cirugía ortopédica del Hospital Universitario Hospiten Rambla.

La prevalencia de lesiones del ligamento cruzado anterior en jugadoras de fútbol profesional femenino es significativa y representa una carga considerable en términos de tiempo perdido debido a la lesión, con una media de 292 días perdidos por lesión. La mayoría de estas lesiones ocurren con más frecuencia sin contacto directo (54% sin contacto, 34% por contacto indirecto y 11% por contacto directo) en un mecanismo lesional fundamentalmente de eje de miembro inferior en valgo dinámico. “Los mecanismos de lesión más comunes son los cambios rápidos de dirección y las desaceleraciones bruscas, siendo más frecuentes durante los partidos que en los entrenamientos. Esto sugiere que la intensidad del juego competitivo es un factor de riesgo relevante, especialmente durante el primer tiempo del encuentro. Además, los porteros presentan una menor propensión a sufrir este tipo de lesiones en comparación con los jugadores de campo”, asegura el especialista en traumatología deportiva.

Este mayor riesgo de lesión de LCA en mujeres se atribuye a factores anatómicos, hormonales y biomecánicos, así como a patrones de activación neuromuscular.

En lo que respecta a los factores biomecánicos y anatómicos, las mujeres presentan un aumento de la rotación interna de la cadera y una mayor prevalencia de valgo dinámico de rodilla durante actividades como pueden ser los cambios de dirección, los aterrizajes y la pivotación sobre la rodilla, lo que aumenta la carga y los momentos de torsión sobre el LCA, aumentando el riesgo de ruptura. En comparación con los hombres, entre las principales diferencias anatómicas, cabe destacar el Ángulo Q y alineación pélvica. “Las mujeres presentan un Ángulo Q más amplio (formado por la línea de tracción del cuádriceps y la del tendón rotuliano) debido a una pelvis más ancha. Esta característica puede predisponer a un mayor valgo de rodilla y, en consecuencia, a un mayor riesgo de lesión del ligamento cruzado anterior. Otro factor anatómico diferencial sería un ancho intercondilar más estrecho y una mayor laxitud articular, que también contribuyen al riesgo de lesión del LCA”, afirma el Dr. De José Reina.

Asimismo, las fluctuaciones hormonales que ocurren a lo largo del ciclo menstrual pueden influir en la laxitud del ligamento cruzado anterior (LCA), aumentando el riesgo de lesión. En cuanto a los factores neuromusculares, cabe destacar que las jugadoras de fútbol tienden a presentar un menor ratio de fuerza isquiotibiales/cuádriceps, así como una menor activación neuromuscular de los músculos estabilizadores de la rodilla. Estas condiciones pueden predisponerlas a sufrir lesiones del ligamento cruzado anterior (LCA).

Paralelamente, en lo que se refiere a factores extrínsecos, las condiciones del campo de juego, como superficies artificiales y clima seco, también pueden aumentar el riesgo de lesiones del LCA. Por último, ha de tenerse en cuenta los factores situacionales. La mayoría de las lesiones del LCA en el fútbol femenino ocurren sin contacto directo, durante maniobras de alta intensidad como puede ser presionar, cambiar de dirección o aterrizar después de un salto.

“Las intervenciones preventivas que han demostrado ser efectivas en la reducción de la incidencia de roturas del ligamento cruzado anterior (LCA) en mujeres futbolistas incluyen programas de entrenamiento neuromuscular y de biomecánica. Estas intervenciones se centran en mejorar la fuerza muscular, la propiocepción, la técnica de aterrizaje y la estabilidad del tronco”, sostiene el Dr. De José Reina, integrante del servicio médico del Costa Adeje Tenerife Egatesa, equipo de fútbol femenino que milita en primera división.

“Los programas de prevención de lesiones del LCA suelen incluir una variedad de componentes clave que abordan diferentes aspectos del rendimiento físico y neuromuscular. Entre ellos se encuentran los ejercicios de fortalecimiento, centrados en los músculos isquiotibiales, glúteos y el core. También, se incorporan ejercicios pliométricos, que buscan mejorar la potencia y optimizar la técnica de aterrizaje. Además, se incluyen actividades de propiocepción y equilibrio, con el objetivo de mejorar la estabilidad articular y el control neuromuscular. Por último, estos programas enseñan técnicas adecuadas de aterrizaje y desaceleración, adecuadas para reducir el riesgo de lesiones”, concluye.