
Es la ansiedad que causa el proceso de readaptación a la rutina laboral, luego de un periodo de vacaciones. Suele tener una duración de entre una y dos semanas.
"La vuelta a la rutina requiere de un proceso adaptativo que todo trabajador ha de superar. De no ser así, pueden surgir verdaderos cuadros de estrés agudo con las respectivas manifestaciones emocionales y físicas que lo caracterizan".
Los profesionales más propensos a sufrir este síndrome son las personas con elevada resistencia al cambio, así como, aquellos profesionales cuyas condiciones laborales no son las adecuadas por tener carga laboral excesiva, problemas interpersonales o realizar actividades muy rutinarias.
Síntomas del síndrome postvacacional
Apatía, falta de energía, ausencia de motivación, cansancio, falta de concentración, estrés, tristeza, mal humor, ansiedad elevada, trastorno de sueño.
Claves para regresar del verano con motivación hacia el trabajo
1. Actitud positiva
Es imprescindible mantener la actitud positiva y aprovechar las oportunidades del entorno (decora tu escritorio/espacio de trabajo, pon fotos y elementos nuevos, añade color...). La actitud positiva es determinante para superar el periodo de adaptación y entender que la rutina del trabajo también engloba experiencias placenteras.
Aunque no sea algo directamente relacionado con el trabajo, hacer deporte y llevar una buena alimentación influye. Por eso, el realizar actividades saludables, es algo que tampoco se debe descuidar los primeros días de regreso.
2. Organización
Uno de los elementos de mayor resistencia cuando volvemos al trabajo es pensar que ya no tendremos tiempo para nosotros, que no podremos hacer nuestros hobbies y actividades de recreación que tanto nos gustan. Pero no debe ser así. Solo falta ponerle orden a la vida, planificar los días y abrir un espacio dedicado a ti. Ese tiempo de disfrute personal debe ser intocable, pues debe haber un equilibrio entre el trabajo y la vida personal para sentirse pleno.
3. Adaptar los horarios y mantenerlos regulares
Por ejemplo: podemos ir adelantando poco a poco la hora de acostarnos y levantarnos una semana antes del regreso al trabajo, para que después la incorporación laboral no nos cueste tanto.
No acometer nuestras actividades habituales de forma brusca e intensa, sino dándonos tiempo para adaptarnos a la nueva situación y programarlas a lo largo del día en función del nivel de energía y humor que tengamos. En definitiva, lo más importante es hacer que el cambio de las vacaciones al trabajo sea lo menos brusco posible
4. ¡Hacer de los fines de semana unas mini vacaciones!
Nos pasamos la mitad del año deseando que lleguen las ansiadas vacaciones y cuando terminan, anhelándolas el medio año restante.... Es por esto que es importante que los fines de semana, que son los días dedicados al descanso, los dediquemos a recargar las energías perdidas durante la semana. Planifica tus fines de semana como unas mini vacaciones que te permitan salir de la rutina y mantener la ilusión de lo que será tu próximo fin de semana.
5. Evitar tomar largos periodos vacacionales
Mientras más largo sea el periodo de vacaciones, mayor será la resistencia en la vuelta al trabajo. Procura dividir tus vacaciones en periodos menores a 21 días, pues 21 días es tiempo suficiente para formar un hábito. Si las vacaciones se convierten en hábito, nos costará más el regreso a la vida laboral.
6. Dejar las tareas en orden antes de salir de vacaciones
Esto permitirá que el regreso al trabajo no sea tan duro, además, evitará molestias a los compañeros de trabajo durante nuestra ausencia. Con todo en orden, el regreso será más suave. Recordemos que los primeros días son para ponerse al día de lo ocurrido durante nuestra ausencia, lo cual será imposible con tareas pendientes, además de, no cargarse de trabajo los primeros días. Lo recomendable es marcarse objetivos y un plan de trabajo para la primera semana del retorno.