Radiofármacos

A diferencia de la radiología convencional las imágenes no se obtienen mediante la emisión de radiación desde el equipo (tubo de Rayos X o Scanner) sino que el producto radiactivo –radiofármaco- es introducido en nuestro cuerpo y es el equipo de imagen el que capta esa radiación emitida por el paciente durante la exploración.

Los radiofármacos están formados por un fármaco que actúa de vehículo o transportador hacia el órgano o sistema corporal de interés y un isótopo emisor de radiación que es el que nos permite la obtención de imágenes o que ejerce, una vez depositado en el órgano en cuestión, un efecto terapéutico.

Los radiofármacos se administran, generalmente, por vía intravenosa. La inyección se realiza en una vena del antebrazo o el dorso de la mano y no ocasiona molestias, salvo, la de cualquier otra inyección en vena -similar a cuando nos hacemos una analítica convencional-. En ocasiones se administran por vía oral en forma líquida o en cápsulas -como es el caso del Iodo-radiactivo-.

Una vez inyectado es el paciente quien se convierte en la fuente de radiación y la radiación emitida se detecta desde el exterior usando equipos médicos de imagen denominados gammacámaras.

El especialista en medicina nuclear seleccionará para cada exploración de medicina nuclear el radiofármaco más específico y que ofrezca la información más completa a la dosis “tan baja como sea razonablemente posible” para la obtención de imágenes que le permitan un correcto diagnóstico.

Los radiofármacos son exclusivamente de uso hospitalario, no pueden adquirirse en farmacias y solo pueden usarlo las personas especialmente adiestradas para ello y dentro de un servicio de medicina nuclear.

La radiación que se inyecta es la mínima y necesaria para cada estudio en concreto y, aun cuando, usted va a recibir una pequeña dosis de radiación, ésta es mínima y, a la luz del saber científico actual, no le provocará ningún efecto a corto o largo plazo.