En el contexto del mes dedicado a la concienciación sobre el cáncer de mama, cada vez más estudios confirman que la alimentación desempeña un papel fundamental en la prevención, el tratamiento y la recuperación de esta enfermedad. En Hospiten, apostamos por una visión integral de la salud femenina, en la que la nutrición se convierte en una herramienta clave para mejorar la calidad de vida de las pacientes.
Nutrición y tratamiento: un apoyo esencial
Una alimentación adecuada no sustituye los tratamientos médicos, pero sí puede marcar la diferencia en cómo el cuerpo responde a ellos. Mantener una dieta equilibrada y personalizada ayuda a mejorar la tolerancia a las terapias, reduce complicaciones, preserva la masa muscular y refuerza el sistema inmunológico.
La evidencia científica respalda el modelo de dieta mediterránea como una de las más beneficiosas para la salud. Rica en frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos, aceite de oliva y proteínas de calidad (como pescado o carnes magras), este patrón alimentario favorece la recuperación y el bienestar general. A su vez, limitar el consumo de ultraprocesados, azúcares añadidos y alcohol contribuye a un mejor equilibrio metabólico y hormonal.
Alimentos con poder bioactivo
Determinados alimentos destacan por sus compuestos bioactivos, capaces de ejercer efectos antioxidantes, antiinflamatorios y reguladores del sistema hormonal. Entre ellos encontramos:
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Omega-3: presente en pescados azules como el salmón, la caballa o las sardinas, y en semillas como la chía o el lino. Este ácido graso ayuda a reducir la inflamación y fortalece el sistema inmunológico.
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Cúrcuma: su principio activo, la curcumina, tiene propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. Combinada con pimienta negra y grasas saludables (aceite de oliva o coco), su absorción es aún mayor.
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Frutas rojas: arándanos, fresas, moras o granada aportan vitamina C, polifenoles y resveratrol, con efectos protectores frente al daño celular.
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Crucíferas: verduras como el brócoli, el kale o la coliflor son ricas en fibra, vitaminas y compuestos como el sulforafano, que ayudan al metabolismo de los estrógenos, especialmente beneficiosos durante el tratamiento hormonal.
La clave: equilibrio y constancia
Más allá de los llamados “superalimentos”, la clave está en la constancia y el equilibrio. Combinar variedad de colores, priorizar alimentos frescos y de temporada, y elegir técnicas de cocción sencillas (al vapor, salteado o al horno) permite conservar los nutrientes y aprovechar al máximo sus beneficios.
En Hospiten, recordamos que una buena alimentación es un pilar esencial para cuidar la salud femenina. Acompañar los tratamientos oncológicos con una nutrición adecuada no solo favorece la recuperación, sino que también mejora la energía, el estado de ánimo y la calidad de vida de las pacientes.
Dra. Lucía Visiedo – Nutrición y Dietética Hospiten Estepona