En un mundo hiperconectado, donde el trabajo se cuela en cada rincón de nuestra vida, aprender a desconectar se ha convertido en una necesidad urgente para preservar nuestra salud mental y física. Pero, ¿por qué nos cuesta tanto hacerlo, incluso durante las vacaciones? mujer-trabajando-en-la-playa-hablando-por-telefono-y-usando-una-computadora-portatil_web

¿Por qué no logramos desconectar? 

“La dificultad para desconectar no es solo una cuestión de voluntad, sino de hábitos profundamente arraigados”, explica la psicóloga Silvia Morales Estupiñán. “Si cada mañana lo primero que haces es revisar el correo del trabajo, tu cerebro seguirá esperando ese estímulo incluso en tu tiempo libre”. 

Además, la cultura del “estar siempre disponible” y la presión por ser productivos hacen que descansar se perciba, erróneamente, como una pérdida de tiempo. “Ni siquiera el teletrabajo nos salva de estar enganchados al trabajo”, añade Morales. 

Consecuencias de no desconectar 

No separar adecuadamente la vida laboral de la personal puede tener efectos devastadores: 

  • Estrés y ansiedad: “La constante preocupación por el trabajo eleva los niveles de estrés y ansiedad”. 
  • Problemas de sueño: “Llevar el trabajo a la cama, literal o figurativamente, perturba el descanso”. 
  • Agotamiento físico y emocional: “La falta de desconexión puede derivar en burnout, una condición cada vez más común”. 
  • Deterioro de relaciones personales: “Estar siempre pendiente del móvil afecta la calidad de nuestras relaciones”. 
  • Menor productividad y creatividad: “Paradójicamente, no desconectar nos hace menos eficientes a largo plazo”. 

Tecnología y cultura laboral: una combinación desafiante 

La tecnología ha difuminado los límites entre el trabajo y la vida personal. “Hoy podemos trabajar desde cualquier lugar, pero eso también significa que es más difícil apagar el ‘modo trabajo", señala la psicóloga. 

Además, la intensificación del trabajo y las normas sociales que premian la disponibilidad constante crean un entorno tóxico. “En muchas empresas, se valora al trabajador que hace horas extra y responde fuera de horario, lo que genera una presión constante”. 

Señales de que no estás desconectando 

Silvia Morales advierte que el cuerpo y la mente envían señales claras: 

  • Cansancio persistente 
  • Problemas para dormir 
  • Irritabilidad o tristeza 
  • Aislamiento social 
  • Hábitos poco saludables 

“Cuando estas señales se prolongan en el tiempo o interfieren con tu vida diaria, es momento de actuar”, afirma. 

10 estrategias para desconectar de verdad 

La psicóloga propone una serie de hábitos para lograr una desconexión real: 

  1. 1. Establece límites claros: Define un horario y respétalo. 
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  3. 2. Haz ejercicio físico: El movimiento ayuda a liberar tensiones. 
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  5. 3. Cuida tu vista: Alejarte de las pantallas también es autocuidado. 
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  7. 4. Crea rituales de desconexión: Una taza de té o una caminata pueden marcar el final del día laboral. 
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  9. 5. Separa espacios: Si trabajas desde casa, delimita tu zona de trabajo. 
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  11. 6. Practica mindfulness o meditación: Solo 10 minutos al día pueden marcar la diferencia. 
  12. 7. Reduce el uso del móvil: Especialmente antes de dormir. 
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  14. 8. Cultiva hobbies: Leer, pintar, cocinar… lo que te haga feliz. 
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  16. 9. Haz planes con tu gente: El ocio compartido es un gran antídoto contra el estrés. 
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  18. 10. Conecta con la naturaleza: El mar, el campo o una simple caminata al aire libre ayudan a reducir el cortisol. 

Desconectar no es un lujo, es salud 

“Desconectar del trabajo no es un capricho, es una necesidad para mantenernos sanos, creativos y felices”, concluye Silvia Morales Estupiñán. Fomentar una cultura laboral que respete el descanso no solo beneficia a los empleados, sino también a las organizaciones. 

Silvia Morales Estupiñan

Psicóloga en Hospiten Roca