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Depresión: claves para entender mejor la enfermedad (trastorno depresivo mayor)

Publicado el 20-09-2023

La depresión clínica se puede describir como el hecho de sentirse triste, melancólico, infeliz, abatido o derrumbado. La mayoría de nosotros se siente de esta manera de vez en cuando o durante períodos cortos, pero no por ello estar sufriendo una depresión.

En la actualidad siguen existiendo muchos mitos en torno a la depresión, como la idea errónea de que es 'simplemente tristeza', un signo de debilidad o que se limita a ciertos grupos culturales. Los expertos puntualizan que esta enfermedad se caracteriza por su persistencia, su efecto en el funcionamiento diario y sus consecuencias para la salud a largo plazo.

La depresión clínica es un trastorno del estado anímico en el cual los sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria durante un período de algunas semanas o más. Se presenta como un conjunto de síntomas de predominio afectivo (tristeza patológica, apatía, anhedonia, desesperanza, decaimiento, irritabilidad, sensación subjetiva de malestar e impotencia frente a las exigencias de la vida) aunque, en mayor o menor grado, también están presentes síntomas de tipo cognitivo, volitivo y somático, por lo que podría hablarse de una afectación global psíquica y física, haciendo especial énfasis en la esfera afectiva.

 

¿A quién afecta la depresión y cuáles son sus causas?

Las personas responsables, con baja autoestima, exigentes, perfeccionistas, con un elevado sentido del deber y del respeto, minuciosos, con baja tolerancia al fracaso y planteamientos vitales muy rígidos, tienen un mayor riesgo de sufrir depresión. Otros factores pueden estar asociados a sentimientos de pérdida, como perder a un ser querido o un trabajo, o la falta de capacidad de adaptación a determinados cambios.

Pero puede afectar a cualquier persona, independientemente de su sexo, procedencia, clase social o edad, y existe una variabilidad en los tipos y la prevalencia de los síntomas y signos depresivos entre culturas y poblaciones. El riesgo puede aumentar en contextos de adversidad, como pobrezaviolencia y discriminación de género, racial o de otro tipo.

Salvo algunos casos de depresión asociada a enfermedades orgánicas (enfermedad de Parkinson, tuberculosis, etc.), la depresión se produce generalmente por la interacción de unos determinados factores biológicos (cambios hormonales, alteraciones en los neurotransmisores cerebrales como la serotonina, la noradrenalina y la dopamina, componentes genéticos, etc.), con factores psicosociales (circunstancias estresantes en la vida afectiva, laboral o de relación) y de personalidad (especialmente, sus mecanismos de defensa psicológicos).

La depresión puede estar causada por un trastorno tanto biológico como por situaciones externas, de ahí el concepto biopsicosocial. ambos conceptos son válidos, en la depresión endógena existe una causa biológica que la motiva y en la depresión exógena existen factores que la pueden causar o al menos encender la mecha que provoca el desarrollo de la sintomatología. 

Algunos de estos factores biológicos son:

  • Diferencias biológicas: las personas que presentan depresión presentan determinados cambios físicos en el cerebro.
  • Química cerebral: los neurotransmisores como la serotonina, dopamina o noradrenalina juegan un papel importante en la comunicación cerebral, las alteraciones en su funcionamiento están relacionadas con la depresión y con su tratamiento.
  • Hormonas: las hormonas pueden tener un papel importante en la depresión, principalmente en estados fisiológicos como el embarazo, postparto, menopausia, problemas de tiroides, etc. donde los cambios en los niveles de hormonas son importantes.
  • Factores genéticos: la depresión es más frecuente en personas que tienen familiares cercanos que la padecen.
  • Factores psicosociales y personalidad: en especial mecanismos de defensa psicológica como la resiliencia pueden proteger a una persona frente a la depresión.

 

¿Cuáles son los síntomas más significativos de la Depresión?

Los síntomas nucleares de la depresión (y más habituales) son la tristeza patológica, la pérdida de interés y de la capacidad de disfrutar y una disminución de la vitalidad que limita el nivel de actividad y produce un cansancio exagerado, que aparece incluso después de realizar pequeños esfuerzos.

Otros síntomas significativos de la enfermedad son:

  • Estado de ánimo irritable o bajo la mayor parte del tiempo
  • Dificultad para conciliar el sueño o exceso de sueño
  • Cambio grande en el apetito, a menudo con aumento o pérdida de peso
  • Cansancio y falta de energía sin causa aparente
  • Sentimientos de inutilidad, odio a sí mismo y culpa
  • Dificultad para concentrarse
  • Movimientos lentos o rápidos
  • Inactividad y retraimiento de las actividades usuales
  • Sentimientos de desesperanza o abandono
  • Pensamientos repetitivos de muerte o suicidio
  • Pérdida de placer en actividades que suelen hacerlo feliz, incluso la actividad sexual.

 

¿Qué consecuencias tiene la depresión en la vida diaria de una persona y para la sociedad? 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el  3,8% de la población mundial sufre depresión cada año lo que incluye al 5% de los adultos y al 6% de los mayores de 60 años y que se trata de la principal causa mundial de absentismo laboral y discapacidad.

Las consecuencias de la depresión pueden darse en tres grandes áreas: psicológica, física y social. La principal consecuencia es la tristeza, sensación de vacío o ganas de llorar. Asimismo, además de la tristeza, se da una falta de interés por actividades que antes se disfrutaban. De la misma manera que aparece tristeza y desmotivación, puede provocar también dificultades a nivel social, disminuyendo la relación con otras personas y aumentando el aislamiento. También puede rebajar la capacidad de disfrutar de lo que uno hace en la vida, de su día a día.

A parte de lo mencionado, pueden aparecer problemas físicos como dolores, alteraciones del sueño, ansiedad e inquietud o sentimientos de culpabilidad, así como dificultades para concentrarse. La investigación también ha constatado problemas cognitivos (del pensamiento) que pueden estar influenciados por diversos aspectos, como la edad en la que aparece la depresión o la duración de la misma.

Por eso, la depresión va minando el estado de ánimo y va provocando que todo parezca imposible, como si para cada cosa se necesitara hacer un sobreesfuerzo. Es habitual sentir que no hay esperanza y que se está inmerso en la oscuridad o que uno es culpable de su situación y que nada va a cambiar.

Si la depresión no se trata, estas dificultades pueden acabar limitando de manera importante la vida de la persona e ir agravándose con el tiempo. A medida que la persona deja de hacer cosas y se aísla, el estado de ánimo empeora y cada vez es más complicado romper los hábitos adquiridos que mantienen la depresión.

 

¿Cómo es el tratamiento para la Depresión?

El tratamiento contra la depresión es de dos tipos: farmacológico y psicoterapia. Dependiendo del problema puede ser necesario uno u otro, o una combinación de los dos. El ambiente que rodea a una persona que sufre depresión es fundamental para lograr su rehabilitación. La comprensión y el cariño de los familiares y allegados es importante, como lo es la paciencia, puesto que la falta de ganas y motivación de los enfermos puede provocar la desesperación.

 

Consejos que ayudan a mejorar si sufres depresión.

Aparte del tratamiento farmacológico o psicoterapéutico es importante, una vez que haya hecho efecto y que el paciente sienta que ha mejorado su condición, que se sigan ciertos consejos o modos de vida:

  • Tener pensamientos positivos.
  • Cuidar la salud física.
  • Mantener una rutina diaria uniforme.
  • Reanudar las responsabilidades forma lenta y gradual.
  • Aceptarse a uno mismo. No compararse con otras personas que considera favorecidas.
  • Expresar las emociones.
  • Seguir en todo momento y hasta el final el tratamiento pautado.
  • Reunirse periódicamente con el terapeuta.
  • Seguir una dieta equilibrada.
  • Hacer ejercicio físico.

Silvia Morales Estupiñán

Psicóloga