Hasta un 1% de las embarazadas presentan diabetes antes del embarazo, y hasta un 12%, pueden desarrollarla durante la gestación. La diabetes durante el embarazo supone un riesgo, tanto para la madre como para el bebé.
La embarazada diabética puede tener infecciones, hipertensión y parto prematuro, así como mayor dificultad para el control del azúcar a pesar del tratamiento y mayor incidencia de complicaciones propias de la enfermedad.
El bebé puede crecer más lentamente, nacer antes de tiempo, o crecer en exceso dificultando el parto que puede acabar en cesárea. El recién nacido también puede tener problemas respiratorios o para regular la temperatura o los niveles de azúcar en sangre.
El estricto control de la embarazada es fundamental, para evitar complicaciones.
La diabetes que ya está presente antes del embarazo puede ser de 2 tipos:
Diabetes tipo 2: aparece en mayores de 30 años y se controla al principio con dieta aunque con el paso del tiempo puede precisar tratamiento con medicamentos e incluso insulina.
Diabetes tipo 1: la que se diagnostica antes de los 30 años, precisa tratamiento con insulina siempre, además de la dieta.
La diabetes gestacional aparece durante el embarazo. Para detectarla se hace una prueba a todas las embarazadas entre las semanas 24 y 28. La prueba de O’Sullivan. Se determina la glucosa en sangre 1 hora después de tomar 50 gr en glucosa. Si esta prueba es positiva (la glucemia es igual o superior a 140 mg/dl) hay que confirmar el diagnóstico con una curva de glucosa. Se hace una determinación de glucosa en sangre en ayunas y después de 1,2 y 3 horas de tomar 100 gr de glucosa. Se considera positivo si los valores están alterados en 2 determinaciones.
Las madres que eran diabéticas antes de quedarse embarazadas pueden estar en tratamiento solo con dieta, con pastillas (antidiabéticos orales) o con insulina. Durante el embarazo los antidiabéticos orales están contraindicados, así que la mayoría de las embarazadas se tratarán con dieta y si es necesario, también con insulina.
La diabetes gestacional se controla generalmente bien con dieta, pero a veces precisan también insulina.
Cómo influye la diabetes en la lactancia (o la lactancia en la diabetes)
La diabetes gestacional en general desaparece por completo en cuanto nace el niño, es un factor de riesgo para que esa madre desarrolle diabetes en el futuro y para que el niño presente diabetes, obesidad o síndrome metabólico (un factor de riesgo cardiovascular que engloba hipertensión, diabetes y aumento de colesterol y triglicéridos)
Es conocido que la lactancia materna protege a la madre del cáncer de mama y ovario. Pero también del riesgo de desarrollar diabetes, síndrome metabólico y enfermedad cardiovascular como infarto de miocardio. Si además la madre tiene diabetes (pregestacional o gestacional) el efecto protector de la lactancia es mayor.
Los bebés amamantados también tienen menos riesgo de diabetes, obesidad y enfermedad metabólica. Pero si su mamá ha tenido diabetes en el embarazo, el efecto protector de la lactancia es aún mayor.
Por eso en el caso de madres diabéticas es aún más importante tomar todas las precauciones para asegurar el éxito de la lactancia. El aumento de las cesáreas, la separación del bebé de su madre "para observación" o el uso de biberones de leche artificial son el caldo de cultivo óptimo para dificultar el inicio de la lactancia. Si a esto se suma que es habitual un pequeño retraso en la subida de la leche en madres diabéticas, el fracaso está garantizado si no se tiene la precaución de fomentar el contacto piel con piel, la lactancia a demanda durante las primeras horas de vida y el uso de suplementos con relactador o jeringa cuando sean necesarios.
Tratamiento de la diabetes durante la lactancia.
La diabetes gestacional suele remitir completamente tras el parto y la madre no precisa más tratamiento.
La insulina es una molécula grande y no pasa a la leche, no supone ningún riesgo para el bebé.
Las mujeres que tomaban antidiabéticos orales antes del embarazo y que tuvieron que cambiar a insulina pueden seguir con insulina durante la lactancia. Algunos autores recomiendan esta opción ya que no todos los antidiabéticos orales son compatibles con la lactancia. El especialista que trate a la madre elegirá alguno que sea compatible y siempre queda recurrir a la página e-lactancia.org.
La dieta será la misma que tuviera previamente la madre para controlar su diabetes, teniendo en cuenta que las necesidades aumentan en unas 300 kcal al día los primeros 6 meses y luego en unas 400 kcal al día hasta el final de la lactancia. Pero no es necesario contar calorías, la sensación de hambre avisa cuando es necesario comer más.
La lactancia materna es lo mejor, eso ya lo sabemos, y para las madres diabéticas y sus hijos tiene un valor añadido, aunque suponga superar algunas dificultades más.