Independientemente del peso del niño y del tipo de leche que toma se iniciará la alimentación complementaria a partir de los 6 meses; el retraso en la introducción de esta se ha relacionado con deficiencias nutricionales (proteico-energética y deficiencia de hierro). El hierro que la madre transfirió al feto a través de la placenta se agota alrededor de los 6 meses por lo que es importante comenzar a ofrecer al niño alimentos que contengan hierro. La deficiencia de hierro es muy frecuente incluso en países desarrollados y es importante evitarla por la importancia que tiene en desarrollo cerebral (desarrollo cognitivo), de defensa (función inmunológica), en la síntesis de hemoglobina (anemia) entre otras. Las principales fuentes de hierro en la naturaleza son las carnes, pescados, los cereales, las verduras, las legumbres y el huevo.
Teniendo en cuenta lo anterior, desde los 6 meses se introducirán verduras en forma de puré o potaje con carne (pollo, pavo, ternera), en cantidades que no superen los 30-35 gr/día de carne desde el inicio de la alimentación a los 6 meses. Después, se empezará con el pescado blanco (35gr/día), legumbres y huevo entero. El huevo se ofrecerá comenzando por la yema y progresivamente introduciremos la clara, recomendándose de 2 a 3 piezas de huevos en semana.
Nunca se pondrá sal a la papilla por constituir una sobrecarga de solutos para los riñones inmaduros del bebé. El niño no conoce el sabor de lo que se le está ofreciendo por primera vez y esta puede ser la razón del rechazo al alimento y no por la creencia de los padres de que el alimento está soso.
Como podemos ver el orden de introducción de los alimentos a partir de los 6 meses no es importante, lo verdaderamente importante es ofrecerlos pequeñas cantidades la primera vez para ver si hay alergias, y esperar varios días entre la introducción de un alimento nuevo y de otro. Esto nos permite ir variando la dieta de manera que a partir de los 6 meses y antes de los 12 ya tome cantidades suficiente de cereales, frutas, carnes, pescado blanco, huevo y legumbres. Los cereales con gluten se introducirán de manera progresiva desde los 6 meses. Una vez probado el gluten se aconseja alternar con otros cereales más naturales, es decir avena molina, gofio o quinoa.
En cuanto a la forma de preparación de los alimentos estos deben ser cocidos, al vapor o a la plancha, nunca fritos. Hay que evitar el exceso de grasas, sobre todo saturadas, las carnes deben ser magras, sin grasa y ofreceremos solo 1 cucharadita de aceite de oliva virgen al día que pondremos en la verdura.
El retraso en la introducción de alimentos en trocitos mas allá de los 12 meses se relaciona con malos hábitos de alimentación en la etapa posterior de la vida.
Los alimentos que no debemos ofrecer al niño antes del año son acelgas y espinacas (riesgo de metahemoglobinemia), pescados azules (por alto contenido en mercurio) ni mariscos (alto contenido en cadmio)
Las cantidades y la frecuencias de las tomas de leche referidas en lo envases de fórmulas de leche van siempre a máximos y no tienen en cuenta lo que cada niño, de forma individual, necesita. Tampoco será necesario alimentar al niño con leche cada 3-4 hora, ni siempre la misma cantidad. Se deberá hacer de igual forma que con el pecho, es decir a demanda, pero atendiendo al deseo del niño y nunca forzar al niño. Se dejará de ofrecer en cuanto el niño de señales de no querer más.
En cuanto a cantidades de verduras con carne o pescado se ofrecerán un promedio de 6-8 cucharadas al inicio, suficientes para cubrir las necesidades de hierro, proteína y energía. Se podrá ir aumentando progresivamente en la medida que el niño lo demande.
En casos de hijos de madres vegetarianas y veganas que deseen ofrecer estas dietas a sus hijos deberán estar informadas y ofrecerles asesoramiento en cuanto a qué alimentos son importantes como alternativa para evitar deficiencias nutricionales sobre todo de hierro y Vitamina B12.