“Abrázame fuerte que no pueda respirar tengo miedo de que un día ya no quiera bailar conmigo nunca más”
(Pedro Guerra)
Es por todos conocido, que los abrazos a los niños les aportan claros beneficios para su vida, les hace sentir seguros y potencia su autoestima, mejora su salud emocional, reduce el estrés y mejora el estado de ánimo (activan endorfinas responsables de aumentar la sensación de alegría y plenitud y disminuir la de ansiedad o tristeza), pero esto sucede desde el primer segundo de vida, ese primer contacto físico entre un bebé recién nacido y su madre, el primer aliento e inicio del llanto que marcan una nueva vida. No deja de sorprenderme la capacidad que tienen para reptar sobre el vientre materno y llegar al pecho para iniciar su primera toma de lactancia materna. Ese momento es realmente mágico, madre e hijo cruzan sus miradas por primera vez en la vida. Este es el primer abrazo de nuestra vida y, probablemente, el más importante.
El método piel con piel consiste en colocar al recién nacido inmediatamente tras el nacimiento desnudo y seco sobre el pecho descubierto de la madre, tapándolo con una manta y cubriendo la cabeza con un gorro. La duración es variable pero debe mantenerse al menos hasta que finalice la primera toma, en general, se recomienda mantener (si el estado clínico de ambos lo permite) durante las primeras dos horas de vida. "Se trata de un método eficaz y fácil de aplicar que fomenta la salud y el bienestar tanto de los recién nacidos prematuros, como de los nacidos a término", defiende la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ha demostrado repercutir positivamente en el control de la temperatura, el desarrollo de vínculos afectivos y la lactancia materna, disminuye el tiempo de llanto del bebé, la ansiedad materna y el estrés del bebé.
En el caso de bebés prematuros o con alguna patología que implique ingreso hospitalario, el método piel con piel o método canguro también ha demostrado claros beneficios. Como ya hemos referido, es un procedimiento eficaz y fácil de aplicar que fomenta la salud y el bienestar tanto de los recién nacidos prematuros como de los recién nacidos a término y de sus padres. Los primeros en presentar este método fueron los doctores Rey y Martínez en Bogotá, Colombia, en 1978 ante la falta de incubadoras. Actualmente, en nuestros hospitales se utiliza como método complementario. Impacta la repercusión que tiene sobre los bebés. Recuerdo guardias en las que los prematuros nos hacen correr por presentar desaturaciones de oxígeno repentinas, estas desaturaciones disminuyen en intensidad y frecuencia al estar en canguro con sus padres, se estabilizan sus constantes y disminuyen las necesidades de oxígeno, además, la cara les cambia pasan de tener el ceño fruncido a relejar sus facciones.
Aprovechando que hoy es el Día Internacional del Abrazo desde el Servicio de Pediatría animamos a abrazarnos más y, en especial, a nuestros niños.
Dra. Victoria Eugenia García Rodríguez
Pediatra de Hospiten Rambla.