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Inteligencia emocional: una habilidad que puedes mejorar si aprendes a mirar hacia tu interior

Posted on 22-09-2023

¿Alguna vez te has parado a pensar cómo te sientes porque ni tú mismo o misma lo sabes? ¿Te has interesado en conocer por qué te estás sintiendo así o para qué sirve el sentirse de esa manera? Quizá en algún momento de tu vida, cuando has perdido el control de alguna situación, te has planteado esta última pregunta. ¿Cómo puedo gestionar esto que me ocurre para no volver a explotar de la forma en la que lo he hecho?

Todos estos interrogantes tienen que ver con el autoconocimiento y la regulación de nuestras emociones. Quizá, por regla general no prestamos tanta atención a lo que nos ocurre o, en otras palabras, no nos interesamos tanto por aquello que emerge directamente de nosotros. Tal vez es más frecuente mirar hacia fuera, es decir, nos da más curiosidad todo aquello que nos rodea. Esta última perspectiva es igual de importante que la primera, pero para relacionarnos con nuestro entorno también es importante identificar cómo nos sentimos. Determinar esto es un factor clave para decidir de qué manera nos vamos a relacionar con nuestro exterior.

 

LA EMOCIÓN, EL SENTIMIENTO Y EL ESTADO EMOCIONAL

Seguro que te suenan estos 3 conceptos, y quizá incluso los has utilizado alguna vez pensando que son sinónimos, pero existen ciertas diferencias.

La emoción podemos definirla de diferentes maneras, pero la definición más extendida sería que es una respuesta psicofisiológica. ¿Qué quiere decir esto? Al exponernos a un estímulo externo (algo que nos suceda), esto activaría nuestro cerebro (psico) y produciría ciertos efectos a nivel corporal (fisiológico). Sin embargo, no tiene por qué ser solo externo el estímulo, también las emociones pueden surgir cuando recordamos alguna situación, sensación, imagen o incluso si anticipamos el futuro utilizando nuestra imaginación.

Para diferenciar la emoción de los otros dos conceptos, nos basaremos sobre todo en la durabilidad. Mientras que la emoción podríamos decir que es una “explosión” que sentimos en nuestro interior (dura ciertos segundos, pocos minutos como máximo), el sentimiento puede durar horas, incluso hasta dos días, y el estado anímico, en torno a una semana o diez días como máximo. En resumidas cuentas, la emoción es como si se “enquistara” y la fuéramos llevando “a rastras” durante varios días.

Recuerda este truco para diferenciar la emoción y el sentimiento: “la emoción se siente y el sentimiento se piensa”.

 

¿QUÉ ES LA INTELIGENCIA EMOCIONAL?

La inteligencia emocional es la habilidad para conocer, entender y gestionar tus propias emociones y las emociones de aquellos que te rodean. Como es una habilidad, se puede desarrollar y por lo tanto, mejorar. Está formada por dos componentes:

     1.- Autoconocimiento: identificar la emoción que estamos sintiendo, saber etiquetarla o ponerle nombre y utilizarla adecuadamente.

     2.- Regulación de las emociones: conocer la causa de la emoción y saber gestionarla para que desaparezca al cumplir su función.

 

Te pongo un ejemplo para entender mejor todo esto.

Imagina que te acaba de llamar tu jefe y te comenta que has perdido tu trabajo porque la empresa ha quebrado. La emoción aparece, emerge de ti, te sientes triste porque acabas de perder tu trabajo. Lo ideal sería que te pararas a preguntarte qué estás sintiendo en ese momento. Podríamos decir que sientes tristeza, que es una de las seis emociones básicas. Además, podrías decir que sientes rabia o incluso podrías nombrar numerosas etiquetas asociadas a lo que sientes (esto dependerá del nivel de inteligencia emocional que poseas).

A continuación, si nos enfocamos en la tristeza, utilizarías la emoción para quedarte en casa, reflexionando, porque la tristeza aparece cuando perdemos algo y promueve a la reflexión, para pensar en lo que ha ocurrido y tomar una decisión adecuada para poder luchar por volver a recuperar lo perdido o cambiar a una nueva perspectiva. En esta ocasión, ¿tendrías claro la causa de la tristeza? Efectivamente, te sentirías triste porque has perdido tu trabajo (en otras ocasiones es más complicado de identificar).

Finalmente, ¿qué harías para sentirte mejor? Quizá buscar el apoyo de tus seres queridos para contarles lo que te ha pasado o buscar alternativas de trabajo lo antes posible (existen numerosas estrategias para gestionar la emoción).

Con este ejemplo, se explicarían las diferentes fases que comprenden los dos grandes componentes de la inteligencia emocional, que pueden verse en la siguiente ilustración:

 

NIVELES DE INTELIGENCIA EMOCIONAL

Existen tres niveles de inteligencia emocional, ordenados de menor a mayor grado de desarrollo de la habilidad:

-Nivel 1: Se da cuando la persona no es capaz de identificar cómo se siente, no sabe ponerle nombre a lo que le ocurre.

-Nivel 2:  En este nivel, la persona es capaz de identificar la emoción que ha experimentado, pero a posteriori. Por ejemplo, has discutido calurosamente con tu pareja y no has sabido controlar tu enfado. Después, cuando el ambiente está más calmado, eres consciente de que te has pasado y pides perdón a tu pareja.

-Nivel 3: En este último nivel, la persona es capaz de identificar sus emociones y saber gestionarlas a medida que van apareciendo.

 

Cada persona posee un nivel de inteligencia emocional más o menos desarrollado. Como has podido leer antes, la inteligencia emocional es una habilidad y puedes mejorarla trabajando en ella. Para ello, existen diferentes estrategias que puedes trabajar personalmente. Y, si lo necesitas, también puede ayudarte un profesional.

Este artículo comenzó con una serie de preguntas y quizá sea una buena idea terminarlo de la misma manera. ¿Cómo suelen responder las personas cuando les preguntas cómo están? Bien, regular o mal. Sin embargo, nadie se para a explicarte detalladamente qué emociones siente en profundidad, y muchas veces esto genera desconocimiento y desconcierto.

Te invito a que, si lo deseas, comiences a mejorar tu inteligencia emocional con el siguiente ejercicio.

Sabiendo que las emociones básicas son: felicidad, tristeza, sorpresa, asco, enfado y miedo, escríbelas en un folio y anota debajo de cada una otras emociones que creas poder asociarlas a cada emoción. Cuantas más etiquetas conozcas, tu autoconocimiento mejorará y podrás expresar mucho mejor a los demás cómo te sientes, no solo respondiendo bien, mal o regular.

 

Carolina Aguilar

Psicóloga Clínica (Hospiten Algeciras)

Experta en Inteligencia Emocional