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La correcta dieta de exclusión es la base del tratamiento en la alergia alimentaria.

Publicado el 19-02-2014

La alergóloga de Hospiten Bellevue Dra. Soledad Zamarro, que ha ofrecido una charla en Puerto de La Cruz, explica la importancia del correcto diagnóstico y la relevancia de la implicación de la familia para conseguir realizar una dieta sin el alimento responsable de la alergia. En un tercio de las consultas por sospecha de alergia a alimentos, no se confirma dicha alergia.

La prevalencia de la alergia a alimentos no es exacta y en cada país, dependiendo del consumo de alimentos, se estima un porcentaje de afectación de la población. En España se estima que, entre el 2 y el 5 por ciento de los menores de 5 años pueden ser alérgicos a algún alimento. En adultos disminuye hasta el 1-3%.

Santa Cruz de Tenerife, a 19 de febrero de 2014. Los alimentos son la causa más frecuente de patología alérgica en la primera infancia y considerando los dos primeros años prácticamente el único desencadenante. Los alimentos más frecuentemente implicados son lógicamente los de mayor consumo y, en nuestro medio y en menores de 5 años, la máxima frecuencia corresponde a la leche de vaca y el huevo de gallina seguidos de los pescados y las frutas. Dentro de la infancia pero considerando edades superiores, entre 5 y 10 años, este orden se invierte lo que nos orienta ya de entrada a la buena evolución natural de la alergia a alimentos en la edad infantil.

Debido a la introducción cronológicamente pautada de los alimentos en la dieta del niño, la alergia a la leche de vaca aparece durante el primer año de vida, generalmente el primer semestre y la alergia a huevo a lo largo del segundo año.

La frecuencia estimada de alergia a huevo oscila según las fuentes entre 0,5% y 2,7% de la población general en los primeros años de vida, aunque la sensibilización a huevo (pruebas en sangre y piel) puede alcanzar hasta al 5% de esta población.

En España el porcentaje de alérgicos a leche de vaca en el primer año de vida se sitúa entre el 0,36% y el 1,95%. Ocupa el tercer lugar en las patologías alérgicas detrás de la alergia al huevo y al pescado. Los datos varían según la fuente consultada, por lo que es difícil cuantificar el número real de alérgicos.

Según estudios publicados se habla de obtención de tolerancia de un 55% con una edad media de 6 años para el huevo y de un 85% para la leche a los 4 años. Actualmente el único tratamiento recomendado es la dieta estricta de exclusión de alimentos que puedan contener leche o huevo. Dado que vivimos en una sociedad industrializada, hay alimentos que pueden contener leche y sin embargo no lo imaginaríamos, de ahí la importancia de la lectura del etiquetado y la importancia que desempeña la familia en este punto. Esos alimentos pueden ser: el pan de molde y repostería, embutidos, pastas, salsas, mermelada, horchata, zumos, conservas, potitos preparados, margarina, alimentos congelados o preparados, papillas de cereales y cereales...

Numerosos aditivos empleados en la industria proceden de la leche. La lactosa, al ser un azúcar, no provoca “alergia”, pero hay proteínas que la acompañan y que no se pueden eliminar en los procesos de purificación y ellas pueden desencadenar reacciones en individuos muy sensibilizados, por eso también recomendamos evitarla si aparece en la etiqueta del alimento que se va a consumir.

Es muy importante explicar a los padres, y a todas las personas que se vayan a hacer cargo del niño, que el único tratamiento es la eliminación del alimento de la dieta del niño. Excluyendo también leche de otros mamíferos como de cabra y oveja, ya que por la similitud de sus proteinas, puede producir igualmente reacción alérgica. Así lo explicó esta semana la alergóloga de Hospiten Bellevue y Tamaragua, la Dra. Soledad Zamarro, durante la charla abierta al público que ofreció en el centro Hospiten Tamaragua del Puerto de la Cruz y en la que respondió a diversas dudas y preguntas, planteadas por el público asistente y relacionadas con el tratamiento, los síntomas y la edad de aparición de este tipo de alergia.

Cuando comienza la lactancia artificial los niños reciben un tipo de leche conocida como leche de inicio y luego leche de continuación, la denominación médica correcta de este tipo de leche para alimentar a lactantes es fórmula adaptada. Estas fórmulas se fabrican a partir de leche de vaca, pero realizando modificaciones para acercarse lo máximo posible a la composición de la leche materna. Se añade suero láctico para que la relación proteinas séricas/caseina pase de 20/80 de la leche de vaca a 40/60 que tienen las fórmulas adaptadas.

En el caso de los lactantes con Alergia a PLV si no fuera posible continuar con lactancia materna, la leche de fórmula debe ser sustituida por una leche hidrolizada. Las proteínas procedentes de la leche se tratan por hidrólisis para eliminar los péptidos de mayor peso molecular y así se disminuye considerablemente la alergenicidad. Estas proteínas predigeridas se absorben fácilmente. El sabor y olor de estos hidrolizados es desagradable por la cantidad de aminoácidos azufrados que contienen, pero tienen todo lo necesario para la correcta alimentación del lactante. Hay otras leches a base de proteínas vegetales, como la soja. La leche de soja constituye una buena opción como fórmula de sustitución. No tienen proteínas comunes con leche de vaca, pero no sería aconsejable en niños menores de seis meses por el poder sensibilizante de la misma.

En cuanto a los síntomas más comunes, la Dra. Zamarro explicó que lo más frecuente es que, este tipo de alergia afecte, en primer lugar a la piel a los pocos minutos de haber tomado el alimento, causando el enrojecimiento en diversas zonas y en segundo lugar al tubo digestivo, provocando vómitos, diarrea o dolor abdominal. En tercer lugar están los síntomas respiratorios (falta de aire, tos, disfonía) y menos frecuentes la anafilaxia o incluso síntomas cardiacos como dolor de pecho, palpitaciones, mal estar general y parada cardiaca.

La Dra. Zamarro apuntó que, a parte de los factores genéticos, están los factores ambientales que influyen en la aparición o no de alergia. En este contexto, señaló que existen estudios que demuestran que los niños que crecen en un ambiente rural tienen menor probabilidad de desarrollar alergia que en un ambiente urbano, donde la contaminación y el estilo de vida occidental, han promovido mayor incidencia de esta patología. En el caso de la leche, Estudios prospectivos observacionales reportan que la lactancia materna exclusiva, por lo menos tres a seis meses, disminuye el riego de alergia a la proteína de la leche y de alergia a alimentos a los tres años.

Por lo general, la proteína de la leche y el huevo es la que más alergia causa entre los menores de cinco años, aunque a partir de esta edad son más comunes los casos de alergia a otro tipo de alimentos, como frutas, pescados, frutos secos, legumbres y mariscos. En este contexto, la alergóloga de Hospiten Bellevue y Tamaragua recordó que “cualquier alimento con proteína puede provocar alergia. De hecho, se han llegado a describir más de 170 alimentos responsables”.

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