El insomnio se ha convertido en los últimos años en un tema de consulta constante por parte de los pacientes que lo sufren. Según la décima revisión de la clasificación de enfermedades que realiza la Organización Mundial de la Salud (OMS), para tener dicha consideración el sujeto debe tener problemas para conciliar, mantener o tener un sueño reparador durante al menos un mes. De ahí que sea necesario realizar un registro nocturno de las variables fisiológicas para conocer la cantidad y la calidad de las fases del descanso.
“Las unidades del sueño son cada vez más necesarias, no dormir bien es una constante cada vez más ligada al ritmo de vida que llevamos y poder estudiar determinados parámetros como la respiración o el ritmo cardiaco nos permiten establecer un diagnóstico y un tratamiento”, afirma el Jefe del Servicio de Neurofisiología Clínica de Hospiten y experto en trastornos del sueño, el Dr. Txomin Navajas.
En España se calcula que entorno al 40% de la población ha pasado alguna vez una noche en vela, de este porcentaje entre el 5% y el 15% deriva en insomnio crónico y, tan sólo el 2,5% acude al médico. En este sentido, el experto apunta a la necesidad de “concienciar” a la ciudadanía sobre la importancia de percatarse de la continuidad de esta falta de sueño y de sus consecuencias en la vida diaria. “Si ronda el mes, si el sujeto que lo padece está continuamente cansado, sin fuerzas y si esto le impide tener una vida normal es hora de pasar por la Unidad del Sueño y revisar ciertos parámetros”, añade. A esta falta de conciencia se une la automedicación, costumbre extendida en nuestro país, que lejos de ayudar solo sirve para camuflar y parchear un problema que requiere la visión de equipo experto.
El especialista recuerda que existen múltiples patologías asociadas al insomnio como la hipertensión (HTA), la insuficiencia cardíaca o la cardiopatía coronaria, especialmente cuando la duración/calidad del sueño es menor a 6 horas. Además, se vincula al síndrome metabólico ya que no tener un buen descanso disminuye la segregación de la hormona leptina, reguladora de la saciedad, y aumenta la Grhelina que estimula el apetito. “Seguro que muchas veces esos días en los que no has dormido bien no has tomado buenas decisiones nutricionales, el cansancio te hace comer de forma desordenada y los alimentos que sueles elegir son de alta densidad calórica, especialmente carbohidratos simples”, explica el Dr. Navajas.
El estudio de los parámetros necesarios por parte del equipo especializado de la Unidad del Sueño posibilita la aplicación de las nuevas terapias y tratamientos farmacológicos encaminados a reducir el insomnio. Entre las últimas tendencias se han desarrollado fármacos que tienen como principal objetivo bloquear los transmisores de la proteína causante de la vigilia (orexina), facilitando que los neurotransmisores del sueño (GABA) generen melatonina. “La melatonina es clave, con los años su producción se reduce, pero además esto se ve agravado por nuestros malos hábitos. Por lo tanto, la aplicación correcta de estos nuevos tratamientos es fundamental”, aclara.
Pautas de higiene del sueño
Para el Dr. Navajas es esencial establecer unas pautas que se deben mantener a lo largo de la vida para favorecer la conciliación del sueño y la calidad de este. No exponerse a pantallas en las últimas horas del día, cenar en horas diurnas y dejar pasar al menos dos horas antes de irse a la cama o mantener una vida activa, son algunas de las recomendaciones. “Nuestro cerebro debe lanzar una serie de señales a nuestro cuerpo para que se prepare para dormir y esto se ve alterado por ciertos disruptores, como la luz azul. La higiene del sueño es clave si queremos que nuestro sueño sea reparador”, apunta el especialista.