El tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata mediante técnica de vapor de agua consiste en la administración de pequeñas cantidades de vapor calentado mediante radiofrecuencia directamente en la próstata introduciendo el instrumental por vía uretral, de esta manera se dañan las células que causan la obstrucción y reduce el tamaño general de la próstata, aliviando los síntomas y también el problema de base.
Hospiten dispone de esta técnica que aporta grandes beneficios para el paciente ya que al ser mínimamente invasiva se realiza de forma ambulatoria y mantiene la función sexual del paciente.
La Hiperplasia benigna de próstata (HBP) afecta a la mitad de la población masculina a partir de los 50 años, y casi al 100% a partir de los 80 años. Hay que poner de relieve que no se trata de un cáncer de próstata, pero afecta significativamente a la calidad de vida del paciente al aumentar la frecuencia y la urgencia urinaria. Por eso si se la deja sin tratar, la hiperplasia benigna de próstata podría derivar en infecciones del tracto urinario, daño en la vejiga o en los riñones, o incontinencia urinaria.
Esta técnica, mediante el sistema Rezum, se realiza con sedación, sin anestesia general y sin ingreso hospitalario, en una sola visita. De este modo el paciente puede marcharse a su casa el mismo día de la intervención, colocándosele una sonda que se retirará en el hospital después de una semana.
La mayoría de los pacientes pueden acceder a esta técnica, sobre todo aquellos que no quieren un tratamiento invasivo y no les funciona correctamente el tratamiento médico recetado, el parámetro más importante para acceder a la misma es el tamaño de la próstata. Otra indicación importante es aquellos pacientes de avanzada edad, complejos y de alto riesgo ya que el procedimiento posee muy pocas complicaciones y efectos secundarios, al ser mínimamente invasivo.
En relación a los efectos secundarios de esta técnica cuando está correctamente realizada suelen ser leves y transitorios como pequeña presencia de sangre en la orina, escozor o molestias al orinar. En cuanto a los beneficios de esta técnica se empiezan a apreciar habitualmente a las dos semanas del tratamiento, pero no será hasta los seis meses cuando los beneficios son máximos.
Otra de las ventajas que tiene esta técnica es que no limita en el futuro la realización de ninguna otra técnica para el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata ya sea quirúrgica o farmacológica.