La alimentación en los primeros años de la vida, en especial los primeros 1000 días (embarazo, lactancia, alimentación entre los 6-12meses y de los 12 a 24 meses de vida) junto al establecimiento de hábitos de vida saludable tiene gran importancia en la prevención de enfermedades a lo largo de la vida. Sobre todo está muy relacionado con el desarrollo específico de enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad y algunos tipos de cánceres.
Además, no debemos olvidar que los hábitos que adquiere un niño en esta etapa serán la pauta, para el resto de su vida; es decir los gustos y preferencias, el tipo de alimentación así como las cantidades que se ingieren de los alimentos depende de lo que se aprendió en estos primeros años. Por eso es importante que los padres tengan información actualizada para crear buenos hábitos de alimentación en sus hijos.
Pero empecemos por el principio, ningún alimento contiene todo lo necesario para mantener el aporte de energía y nutrientes, excepto la leche materna. La leche materna es capaz de ofrecer todos los nutrientes necesarios que una niño necesita, pero solamente hasta los 6 meses de vida, por lo que a partir de esta edad debemos ofrecer al niño la alimentación complementaria. El niño debe comenzar a comer alimentos de los diferentes grupos (cereales, verduras y frutas, grasas, aceites, carnes, pescados, huevo, legumbres y otros) evitando así deficiencias nutricionales con consecuencias en la salud futura.
La Leche
El niño alimentado con leche materna tiene todas las necesidades nutricionales cubiertas hasta los 6 meses, por lo que si el niño tiene un buen peso y talla no necesitará comer ningún otro alimento durante este período. Solo se deberá tener en cuenta la vitamina D (400 UI al día). La vitamina D es necesaria para la absorción del calcio de los alimentos, cuyas necesidades están aumentadas en esta etapa de crecimiento rápido. Estas cantidades de vitamina D se aportarán diariamente, tanto en el niño alimentado a pecho como en el alimentado con formulas de leche.
En el lactante alimentado con leche de fórmula (dada su composición), también cubre todas las necesidades nutricionales del bebé hasta los 6 meses, pero se pueden añadir pequeñas cantidades de cereales sin gluten y frutas de manera progresiva a partir de los 4-5 meses, como aporte extra de calorías. Las composición de las distintas fórmulas solo difieren entre ellas en otros nutrientes (oligosacáridos, probióticos, DHA) pero cualquiera de ellas puede ser una alternativa válida a la leche materna.
Las fórmula de leche vegetales (arroz, avena, almendras, soja) pueden suponer un menor aporte de energía con lo cual debemos controlar la evolución del peso del niño así como valorar posibles deficiencias de algunos minerales dependiendo del tipo de fórmula que se utilice. La leche de cabra es una opción válida y cubre todos los requerimientos de esta etapa pudiendo ser recomendada como alternativa a las fórmulas de leche de vaca.
Todas estas leches deberán ser fórmulas infantiles, de leche procesada o pasteurizadas de lo contrario presentan riesgos para la salud. A partir de los 6 meses el niño alimentado a fórmula se pasa al número 2 que se adaptan más a las necesidades de esa etapa.
Nunca debemos introducir alimentos diferentes de la leche antes de los 4 meses. La introducción anticipada se ha relacionado con obesidad futura, aparición de alergias y posibilidad de anemia por pequeños sangrado intestinal.
Frutas y Cereales
Las frutas en forma de papilla y en pequeñas cantidades son una alternativa al bebé alimentado con leche de fórmulas a partir de los 4-5 meses. En relación a la fruta, la introducción de una fruta nueva se hará cada 5 o 6 días y siempre en pequeñas cantidades por posibles alergias, pudiéndose incluso incorporar kiwi, melocotón y fresas antes del año. Se ofrecerán siempre en forma de papillas, con cuchara, nunca en forma zumos (aunque sean naturales), ni en biberón.