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Cáncer de ovario: qué es y síntomas

Publicado el 06-05-2022

El cáncer de ovario es el cuarto cáncer ginecológico más frecuente en España por detrás del de mama, cuello de útero y endometrio. Se diagnostican unos 3.300 casos anuales, lo que supone alrededor del 5% de los tumores diagnosticados en la mujer, normalmente en edades comprendidas entre los 45 y 75 años.

Siendo el cuarto cáncer en frecuencia dentro de los ginecológicos se considera el primero en cuanto a mortalidad debido principalmente al retraso en el diagnóstico de este (habitualmente se diagnostica en estadios avanzados III y IV).

Existen varios tipos de cáncer de ovario diferentes en función del tipo celular de procedencia, siendo los más frecuentes (sobre el 90%) los tumores de tipo epitelial.

La clínica es inespecífica dando síntomas como dolor o molestias abdominales, flatulencia o sensación de plenitud, náuseas, estreñimiento, diarrea, aumento de la frecuencia miccional, pérdida de peso, Hemorragia vaginal anormal o cansancio. Todos estos síntomas suelen aparecer cuando el tumor ya está en estadios más avanzados, por lo que se produce habitualmente un retraso en el diagnóstico.

No se conoce la causa del cáncer de ovario, aunque existe un porcentaje (10-15%) que poseen predisposición genética. Ciertos factores de riesgo aumentan también su prevalencia como la edad (superior a 50 años), tener antecedentes familiares de cáncer de ovario en primer grado, la nuliparidad (no haber tenido embarazos) o el uso de algunos fármacos como los inductores de la ovulación.

No existe ninguna prueba de cribado para el cáncer de ovario como la mamografía en la mama o la citología en el cuello de útero, por eso es importante la consulta ginecológica periódica donde se realizan pruebas como la ecografía transvaginal. Unas revisiones fundamentales para la prevención de patologías detectando cualquier anomalía de forma precoz. 

Para apoyar o confirmar el diagnóstico se realizan pruebas como los marcadores tumorales en sangre, biopsia por laparoscopia u otras pruebas de imagen como el TAC o la Resonancia magnética.

El tratamiento consiste en la cirugía cuando es posible (estadios más precoces) y la quimioterapia y/o radioterapia.

Dr. Rosendo Galván. Ginecólogo del Hospital Universitario Hospiten Rambla