La neuróloga Inmaculada Plaza Macías, de la Unidad de Ictus de Hospiten Estepona, advierte de que la clave para afrontar un ictus reside en actuar con rapidez, ya que las terapias para tratar esta patología pierden su eficacia si no se administran en las cuatro horas posteriores de la aparición de los primeros síntomas del accidente cerebrovascular.
Desde Hospiten Estepona se recuerda que, a día de hoy, existen terapias eficaces para el tratamiento del ictus que deben administrarse en un hospital, por eso Plaza recomienda que, “en el caso de sospechar que nosotros o alguien de nuestro entorno está experimentando síntomas indicadores de un accidente cerebrovascular, llamemos inmediatamente a urgencias”.
“Cada minuto es crucial para incrementar las posibilidades de recuperación y reducir el riesgo de secuelas”, añade la especialista.
Los síntomas de un accidente cerebrovascular son fácilmente identificables e incluyen entumecimiento o debilidad repentina, especialmente en un lado del cuerpo; confusión repentina o problemas con el habla o la comprensión y problemas repentinos en la vista, ya sea en uno o ambos ojos. Otros síntomas son los problemas repentinos en el andar, mareos y pérdida de equilibrio o coordinación, y, por último, un dolor de cabeza severo y repentino sin causa aparente.
La información epidemiológica revela que cada seis minutos se produce un ictus en España, siendo la primera causa de mortalidad en mujeres y la segunda en hombres. Asimismo, se estima que un tercio de los pacientes con ictus fallece y el 40% sufre una discapacidad que les impide valerse por sí mismos.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el ictus o accidente cerebrovascular afecta cada año a entre 120.000 y 130.000 españoles, de los que entre 10.000 y 15.000 son menores de 55 años. Según estas cifras, el ictus provoca más incapacidad y muertes prematuras que el alzhéimer y los accidentes de tráfico juntos.