Hoy en día se utilizan los llamados sensores, que hacen lecturas continuas de glucemia y pueden transmitir los resultados a teléfonos móviles, internet y a las bombas de insulina. Esto último hace posible un sueño largamente esperado, que consiste en que la bomba inyecte de forma autónoma la insulina necesaria en función de la glucemia que el paciente tiene en ese momento.